lunes, 8 de agosto de 2016

Crónica (José Mendieta)

ANTETÍTULO
El lugar es concurrido los viernes y fines de semana por jóvenes y extranjeros.
TÍTULO
En la Plaza Foch por primera vez
SUMARIO
“La zona”, como mayormente es conocida, tiene una y mil historias distintas, por cada uno de sus visitantes.
ENTRADA/
INTRODUCCIÓN
La primera vez que escucho sobre la Plaza Foch se me viene a la imaginación, un patio de comidas. Pero no, es un lugar de diversión nocturna. Vaya chasco que me pego.
-Vamos que se hace tarde-. Lo dice Fernando, qué al igual que yo irá de visita a la plaza por primera vez.










Ubicada en el tradicional barrio de La Mariscal, en el corazón de la ciudad, se encuentra la Plaza Foch, el epicentro de la diversión nocturna en la ciudad de Quito, con su característico “Foch Yeah” en medio de la plazoleta.
Después de 15 minutos llegamos. El lugar está inundado de coloridas luces, letreros que llama la atención, calles peatonales y muchos jóvenes que circulan alrededor. Las cuadras están llenas de bares, discotecas y karaokes. Los lugares de comida son pocos. Son las 21h00 y en Quito llueve.

Las personas caminan bajo la lluvia. Entre el frío buscan un lugar donde compartir entre amigos y cuidarse del aguacero. Nosotros no somos la excepción. “Epicentro” se llama el lugar que nos acoge. Un sitio con luces de poca intensidad, en su ambiente, el humo de cigarrillo y el estridente sonido de cuerdas metálicas con distorsión son la constante.
Cerca de las 22h30 nos encontramos en otro lugar. Ya somos un grupo más grande, más amigos. Comento mi error sobre lo que pensaba que era la Plaza. Se ríen. Y surge el tema de cuándo fue la primera vez que visitaron “la zona”. Kevin (fuente), de 21 años, con su estilo afro de estatura normal y ojos curiosos, hace tres años conoció la Plaza Foch. El lugar es ameno, tiene cierta arte, hay lugares para todo el tipo de gustos. Hay ofertas para que vayas a tomar, cantar y bailar. El lugar es lleno de turistas en la noche. Creo que a cualquier persona le gustaría visitar este lugar.
Macarena (fuente) también se anima, a sus 16 años, ya había visitado el lugar. Vivía en la ciudad de Ibarra y vine a Quito de vacaciones. Junto a mis dos primas me aventuré a conocer la Foch. En ese momento la exigencia de presentar la cédula para entrar a los bares no era tan fuerte como ahora. No me gustó mucho la discoteca por que pasamos con el miedo que llegue la policía ya que era menor de edad y corría más peligro.
En una silla más al fondo, cerca de la mesa grupal está Cristian (fuente), con sus lentes que lo caracterizan y su atuendo casi formal. La primera vez que fui a la Foch fue como la de todo adolescente que en el colegio va, quiere disfrutar, pero tienes miedo que la policía te encuentre y te lleve por ser menor de edad. Te imaginas todo como en las películas, tú bailando, pero en realidad no lo haces bien. Se burlan de ti.
-Ya me tengo que ir- nos dice a todos Gabriela (fuente), que vestía de color rojo, de cabello aparentemente cenizo, apurada por irse, se despide de todos.
Son las 00h30, y hay un fuerte olor a cigarrillo, creo que ha sido suficiente por hoy. Llamo a un taxi. También me voy.
Conclusión
Todos (o la mayoría) han conocido la Plaza Foch siendo menores de edad. Motivados por ese deseo de fiesta y diversión. Yo lo conocí tarde, confundiendo al lugar con un patio de comidas.
Frases, recuadros, cifras.
En ese momento la exigencia de presentar la cédula para entrar a los bares no era tan fuerte como ahora”.
“El lugar es ameno, tiene cierta arte, hay lugares para todo el tipo de gustos”.

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