ANTETÍTULO
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El lugar es concurrido los viernes y fines de semana por
jóvenes y extranjeros.
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TÍTULO
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En la Plaza Foch por primera vez
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SUMARIO
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“La zona”, como mayormente es conocida, tiene una y mil
historias distintas, por cada uno de sus visitantes.
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ENTRADA/
INTRODUCCIÓN
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La primera vez que escucho sobre la Plaza Foch se
me viene a la imaginación, un patio de comidas. Pero no, es un lugar de
diversión nocturna. Vaya chasco que me pego.
-Vamos que se hace tarde-. Lo dice Fernando, qué
al igual que yo irá de visita a la plaza por primera vez.
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Ubicada en el tradicional barrio de La Mariscal,
en el corazón de la ciudad, se encuentra la Plaza Foch, el epicentro de la
diversión nocturna en la ciudad de Quito, con su característico “Foch Yeah”
en medio de la plazoleta.
Después de 15 minutos llegamos. El lugar está
inundado de coloridas luces, letreros que llama la atención, calles
peatonales y muchos jóvenes que circulan alrededor. Las cuadras están llenas
de bares, discotecas y karaokes. Los lugares de comida son pocos. Son las 21h00
y en Quito llueve.
Las personas caminan bajo la lluvia. Entre el
frío buscan un lugar donde compartir entre amigos y cuidarse del aguacero.
Nosotros no somos la excepción. “Epicentro” se llama el lugar que nos acoge.
Un sitio con luces de poca intensidad, en su ambiente, el humo de cigarrillo
y el estridente sonido de cuerdas metálicas con distorsión son la constante.
Cerca de las 22h30 nos encontramos en otro lugar.
Ya somos un grupo más grande, más amigos. Comento mi error sobre lo que
pensaba que era la Plaza. Se ríen. Y surge el tema de cuándo fue la primera
vez que visitaron “la zona”. Kevin (fuente),
de 21 años, con su estilo afro de estatura normal y ojos curiosos, hace tres
años conoció la Plaza Foch. El lugar es ameno, tiene cierta arte, hay lugares
para todo el tipo de gustos. Hay ofertas para que vayas a tomar, cantar y
bailar. El lugar es lleno de turistas en la noche. Creo que a cualquier
persona le gustaría visitar este lugar.
Macarena (fuente)
también se anima, a sus 16 años, ya había visitado el lugar. Vivía en la
ciudad de Ibarra y vine a Quito de vacaciones. Junto a mis dos primas me aventuré
a conocer la Foch. En ese momento la exigencia de presentar la cédula para
entrar a los bares no era tan fuerte como ahora. No me gustó mucho la
discoteca por que pasamos con el miedo que llegue la policía ya que era menor
de edad y corría más peligro.
En una silla más al fondo, cerca de la mesa
grupal está Cristian (fuente), con
sus lentes que lo caracterizan y su atuendo casi formal. La primera vez que
fui a la Foch fue como la de todo adolescente que en el colegio va, quiere
disfrutar, pero tienes miedo que la policía te encuentre y te lleve por ser
menor de edad. Te imaginas todo como en las películas, tú bailando, pero en
realidad no lo haces bien. Se burlan de ti.
-Ya me tengo que ir- nos dice a todos Gabriela (fuente), que vestía de color rojo,
de cabello aparentemente cenizo, apurada por irse, se despide de todos.
Son las 00h30, y hay un fuerte olor a cigarrillo,
creo que ha sido suficiente por hoy. Llamo a un taxi. También me voy.
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Conclusión
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Todos (o la mayoría) han conocido la Plaza Foch
siendo menores de edad. Motivados por ese deseo de fiesta y diversión. Yo lo
conocí tarde, confundiendo al lugar con un patio de comidas.
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Frases, recuadros, cifras.
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“En ese momento la exigencia de presentar la
cédula para entrar a los bares no era tan fuerte como ahora”.
“El lugar es ameno, tiene cierta
arte, hay lugares para todo el tipo de gustos”.
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lunes, 8 de agosto de 2016
Crónica (José Mendieta)
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