LA
VIDA EN MEDIO DE LOS ESCOMBROS
Por Darwin Guamán
Tres meses después del terremoto, la reconstrucción de las viviendas es un problema para el país

Su epicentro estuvo localizado cerca de Muisne, Manabí, a 170 Km al noroeste de Quito, la capital de la república. Según la información publicada por el diario El Telégrafo “Las cifras oficiales tras el terremoto son 670 fallecidos, 6 personas desaparecidas, 9002 personas albergadas, 113 personas rescatadas con vida y 57674 voluntarios”
La
demolición de viviendas continúa
Lo que alguna vez fue la vivienda de la
familia Álvarez hoy se ha vuelto escombros. Las pocas cosas que pudieron salvar
están en la calle: las fotos enmarcadas de sus hijos , un afiche de la virgen
de Guadalupe, la foto de su padres, el reloj de pared, la refrigeradora, la
cocina, la mesa del comedor, un armario, y los colchones que se colocan en el
suelo cada noche.

Johana Álvarez quien vivía en el primer piso, de la casa, mira trabajar al personal de demolición. Llora inconsolablemente al ver reducirse a escombros el trabajo de toda una vida de sus padres. “Mis padres se comprometieron y empezaron a construir esta casa de apoco. Es increíble como en contados minutos perdimos todo incluso a nuestros padres”, menciona.
Centenares de familias aún viven en
medio de los escombros. Muchos afectados se niegan a tomar la decisión de
demoler sus casas hasta que el Gobierno les garantice fondos para la reconstrucción
de unas nuevas. Algunas viviendas están en riesgo, estas han sido calificadas
como “inseguras”, esto no ha sido impedimento para que las familias afectadas
dejen sus hogares.
A unas cuadras de la casa de la familia Álvarez se encuentre la tienda de Doña Berta. Andrea Mera nieta de la difunta atiende el lugar. “Han pasado tres meses del desastre y aún no hay una respuesta por parte de las autoridades. La tienda es solo una ayuda para poder salir adelante, es mi sustento. Duele ver como de apoco van demoliendo las casas de muchas familias”, comenta
En los últimos meses maquinaria pesada
ha ingresado a las zonas afectadas para remover los escombros. El Ministerio de Obras
Públicas es el encargado de poner la maquinaria, y la Municipalidad da la
autorización para la demolición. Todo este proceso tiene su complejidad, ya que
no existe un acuerdo entre los dueños del inmueble y el municipio.
Tito Marquéz dueño de un hostal muestra su inconformidad en este proceso. “No entiendo por qué quieren demoler mi hostal aún hay cosas que sirven. Es cierto que la mayoría del inmueble muestra varios daños, pero esto no es motivo para su demolición”, manifiesta
En una entrevista realizada a Diego
Zorrilla, el coordinador humanitario de Naciones Unidas en Ecuador, al diario El País de España dio a conocer que aún no llega la ayuda
necesaria para la reconstrucción de nuevas viviendas. “Va a haber necesidades
humanitarias que van a perdurar más de tres meses, sobre todo en las zonas
rurales que están siendo poco atendidas”, dice.
La poca iniciativa, por parte de las autoridades del lugar, ha hecho que un grupo de voluntarios intervengan en la construcción de pequeñas viviendas. Alejandro Tejada ayudante, de un Techo para mi país, comanda esta iniciativa. “Es duro ver la realidad de estas familias. Saber que hay niños que se quedaron sin papas duele. No podremos solucionar su vida, pero si ofrecerles un espacio en el cual puedan vivir lejos de peligros”, afirma.
Manabí uno de los lugares más afectados
por el terremoto ha movilizado cuatro millones de dólares en la remoción de
escombros. La vivienda es el primer problema y le sigue el desempleo. La
destrucción de 21.823 puestos formales e informales tras el terremoto ha dejado
a varias familias sin fuentes de trabajo. La limpieza de escombros hasta ahora
ha generado 1.264 plazas de trabajo.
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