lunes, 15 de agosto de 2016

La esencia de cada rostro

 Es domingo por la tarde y los parques se llenan de color, de música: de arte. Me encuentro caminando por el parque El Ejido y es toda una travesía hacerlo: músicos tocando guitarra, un piano, una flauta tal vez; diez pasos más adelante cómicos haciendo reír a la gente, pintores exhibiendo sus cuadros y a un costado del parque me encuentro con artistas retratando gente.

Cada rincón tiene protagonistas de historias que esperan ser contadas. Como la de Armando Cueva que lleva varios años ofreciendo su arte a la espera de ser reconocido y que las autoridades brinden más espacios para sus compañeros artistas.

Se ha convertido en una costumbre que los domingos los parques se inunden de color, música y mucha alegría. Las personas pasan y admiran las pinturas echas en el momento, como Carolina Luna  que se detuvo a ser retratada por Armando. De mirada profunda y con un carisma único, ella asegura que quedan pocos artistas como él y que ahora todo se realiza en computadora por la facilidad y la rapidez. Alrededor de una hora y media le toma al artista plasmar ‘la esencia’ de la persona en papel.

Armando nos habla mucho de ‘la esencia’ de un rostro ‘‘es lo que hace diferente un retrato de otro’’ me dice. La entrevista, que luego se convierte en conversa, empieza por hablar de este, su segundo trabajo que le permite contribuir en algo a los múltiples gastos que tiene en casa.

¿La inspiración? : Su padre, desde pequeño lo llevaba donde un amigo pintor que le enseñe cómo dibujar, pero Armando me asegura que lo único que aprendió con ese pintor mediocre fue lo que no debe hacer: “El arte es más que teoría, hay que practicarla día a día, como tener que ir al trabajo o a la escuela todos los días, para así poder tener suelta la mano” me dice.

Las horas pasan y más y más gente se acerca y disfruta de verlo retratar. Me cuenta que lo más difícil de retratar es buscar ‘la esencia’, esa que cada uno tiene y yo no termino de entender cuál. No entiendo cómo es que se puede pasar una persona horas sentada complaciendo a la gente… ¡Esperen! ¡Eso es! No se trata de complacer a la gente, sino de complacer su deseo de retratar. Ahí está el meollo del asunto.

El parque se llena de color con las pinturas, se llena de mucho sabor con las ventas ambulantes y sobre todo hay mucho swing con la música que se oye.  Muchas personas asisten cada fin de semana por paseo y se topan con este singular arte que pocos realizan a la perfección. Sandra Caicedo (FUENTE) me dice que va con su familia cada fin de semana y ya son años que ve cómo Armando, con una hoja y un carboncillo, puede hacer maravillas en un par de horas.

Definitivamente grave ha de ser eso de sentarse por varias horas, ya con dolor de eso mismo; todo por captar la esencia de cada persona en una hoja de papel que finalmente no se queda ni siquiera contigo sino que va a parar en la pared de algún cuarto mal pintado con el fin de adornar

En el año 1996 el municipio brindó este espacio para manifestaciones de arte en el parque El Ejido.

Por Josseline Medina

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